La Fundación Vila Casas inauguró este museo en 2009, como centro de arte de pintura contemporánea. El edificio parte de la rehabilitación de un antiguo recinto industrial, insertado en la trama urbana de Poble Nou. Una de las características que destacan del proyecto arquitectónico es el anillo de vegetación alta que rodea el museo, creando una cámara de verde entre el contenido y la calle circundante. La principal dificultad técnica del proyecto fue conseguir equilibrar los valores de iluminación entre los espacios interiores y exteriores, para poder mostrar como ese espacio verde aparece en las aberturas del edificio, manteniendo a la vez una buena calidad de color y detalle en las obras expuestas.